La radiación ultravioleta ha ejercido un importante control sobre el desarrollo de la vida en nuestro planeta desde su formación, control que se extiende hasta nuestros días.
En los polos, la radiación ultravioleta que penetra la atmósfera puede llegar a ser muy elevada debido a los importantes cambios estacionales que sufre la capa de ozono a altas latitudes y a su deterioro, consecuencia de la contaminación atmosférica. Estos cambios generan la desaparición del ozono sobre los
polos durante varios meses, formándose un agujero que puede ser de enormes dimensiones sobre la Antártida, extendiéndose sobre los océanos y el continente. Sin embargo, las dosis de radiación ultravioleta que reciben los organismos vivos
En los polos, la radiación ultravioleta que penetra la atmósfera puede llegar a ser muy elevada debido a los importantes cambios estacionales que sufre la capa de ozono a altas latitudes y a su deterioro, consecuencia de la contaminación atmosférica. Estos cambios generan la desaparición del ozono sobre los
polos durante varios meses, formándose un agujero que puede ser de enormes dimensiones sobre la Antártida, extendiéndose sobre los océanos y el continente. Sin embargo, las dosis de radiación ultravioleta que reciben los organismos vivos
en los polos no son sólo dependientes de la capa de ozono, sino también de procesos de reflexión, absorción y de su capacidad de penetración en los océanos
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