cordilleras escarpadas y desiertos incógnitos, las incursiones en los desiertos glaciares de los polos pertenecen a los mayores desafíos para el hombre. Y siempre se encuentra en ellas la navaja del ejército suizo de Ibach.
Ése fue el caso de una dura expedición al polo norte en el invierno de 1976/77. Charles Burton informa en la primavera de 1978 acerca de esa expedición británica al polo norte. Durante el invierno de 1976/77, en la dura noche ártica, su equipo se dirigía al punto más septentrional de la esfera terrestre. A pesar de tener que interrumpir su proyecto poco antes de alcanzar el objetivo, en el intento ocurrieron sucesos de verdadera intrepidez en los que la navaja suiza jugó un papel esencial:
"En julio de 1977, tras seis meses en el ártico, regresamos a Inglaterra. El grupo expedicionario pasó 90 días en los bancos de hielo, soportando temperaturas de hasta 50 grados bajo cero. Fue la temperatura más baja que se había medido en el Ártico desde hacía 46 años. El 15 de mayo, después de haber recorrido ya unas 890 millas (1.432 kilómetros) a través del hielo, tuvimos que ser evacuados. Una rotura prematura de los hielos nunca vista hasta entonces nos obligó a regresar. No obstante, fuimos una de las expediciones que más al norte logró llegar aquel año. Las navajas del ejército suizo puestas a nuestra disposición por ustedes fueron de incalculable provecho para todo el grupo expedicionario y para el campamento base. Entre otras cosas, las empleamos para deshelar los patines de los trineos y para abrir las latas de conserva.
Cuando un miembro de la expedición se hundió en el hielo, pudimos cortar sus ropas con la navaja y liberarle así de sus vestiduras empapadas que se helaron inmediatamente. Al hundirse en el hielo, la temperatura era de 37 grados bajo cero, por lo que había que llevarle rápidamente a una tienda de campaña para frotarle y secarle. Sin está rápida actuación, hecha posible por su navaja, habría corrido un peligro cierto de muerte."
ecosistema polar
jueves, 8 de septiembre de 2011
lunes, 5 de septiembre de 2011
sábado, 3 de septiembre de 2011
Sus animales
Los animales de la zona polar son especies endémicas, es decir, propias de la región, caracterizándose la mayoría de los mamiferos por el pelaje blanco, puesto que lo utilizan de camuflaje, para protegerse o atacar a sus presas.
En la actualidad, las especies polares se ven potencialmente amenazadas, puesto que existen áreas del ártico que tienen niveles excesivos de contaminantes y además se ven afectadas por la disminución de la capa de ozono.
En diferentes partes del ártico, existen acuerdos para conservar la fauna polar, que muchas veces son pasados a llevar por hombres con falta de consciencia en la protección de la flora y fauna ártica.
Los ecosistemas polares tienen plantas y animales que sobreviven en algunas de
las condiciones más extremas del mundo. Los mares que rodean la Antártica son
ricos en plancton, que sostienen una rica cadena de alimentos marinos; por otra
parte, el Ártico mantiene numerosos mamíferos y desempeña una función
importante en el ciclo anual de las aves migratorias. La diversidad biológica del
Ártico es fundamental para el sustento de los pueblos árticos.
En la actualidad, las especies polares se ven potencialmente amenazadas, puesto que existen áreas del ártico que tienen niveles excesivos de contaminantes y además se ven afectadas por la disminución de la capa de ozono.
En diferentes partes del ártico, existen acuerdos para conservar la fauna polar, que muchas veces son pasados a llevar por hombres con falta de consciencia en la protección de la flora y fauna ártica.
Los ecosistemas polares tienen plantas y animales que sobreviven en algunas de
las condiciones más extremas del mundo. Los mares que rodean la Antártica son
ricos en plancton, que sostienen una rica cadena de alimentos marinos; por otra
parte, el Ártico mantiene numerosos mamíferos y desempeña una función
importante en el ciclo anual de las aves migratorias. La diversidad biológica del
Ártico es fundamental para el sustento de los pueblos árticos.
¿En que lo afecta el calentamiento global?
· Se pierden anualmente 152 km3 de hielo antártico, lo que equivale a un aumento global del nivel del océano de aproximadamente 0.4 milímetros. En los últimos 50 años, la Península Antártica ha sufrido un calentamiento de 2ºC y ha perdido cerca de 8.000 km2 de superficie
· Los expertos predicen un aumento de la tasa de calentamiento del Ártico de 1,2 ºC por década en las primeras décadas de este siglo y de 3 ºC por década a finales
se está calentando a un ritmo de 0,4 º C por década, dos veces más rápido que el resto del planeta. Los datos publicados en 2006 han revelado, además, que la placa de hielo antártico está perdiendo 152 km3 de hielo por año, lo que equivale a un aumento global del nivel del océano de aproximadamente 0.4 milímetros. En los últimos 50 años, la Península Antártica ha sufrido un calentamiento de 2ºC y ha perdido cerca de 8.000 km2.
En el Ártico, se está acelerando el deshielo, con tasas de reducción de la extensión de hielo estacional hasta 18 veces mayor que las de las últimas décadas. En el último año, se ha constatado una reducción sin precedentes de la extensión de hielo perenne, que causó durante el pasado mes de marzo un mínimo histórico en la extensión invernal del hielo. ECOSISTEMA POLAR
Las regiones polares son áreas remotas del planeta Tierra que tienen una importancia fundamental para la regulación del clima del planeta y como componentes esenciales de sus ecosistemas. Los ecosistemas polares son los únicos en el océano que continúan estando dominados por megafauna y cuya prevalencia se explica por la escasa presión del hombre sobre estos animales. Estos ecosistemas están basados, prácticamente en su totalidad, en producción primaria marina debido a la mínima producción primaria terrestre en los ecosistemas polares.
La estabilidad de los ecosistemas polares depende, en gran medida, de la existencia de amplias plataformas de hielo que sirven de zona de cría de especies clave en el ecosistema como el krill en la Antártica; o de plataformas de caza, descanso y
transporte de los organismos, que son utilizadas, entre otros, por pingüinos, lobos de mar y focas leopardo en la Antártica, así como osos, focas, morsas y otros animales,incluido el hombre, en el Ártico.
transporte de los organismos, que son utilizadas, entre otros, por pingüinos, lobos de mar y focas leopardo en la Antártica, así como osos, focas, morsas y otros animales,incluido el hombre, en el Ártico.
viernes, 2 de septiembre de 2011
CAZA DE BALLENAS
En la década de los años 20, durante el apogeo de la «caza de ballenas» en el Antártico, cuando 20.000 grandes ballenas se convertían cada año en jabón, velas y comida para perros, algunos científicos y políticos británicos con visión de futuro se dieron cuenta de que, sin la gestión adecuada, la bonanza terminaría pronto en desastre. La historia les dio la razón y las poblaciones de ballenas se fueron reduciendo casi hasta la extinción al cabo de pocas décadas. Un total de 300.000 ballenas azules del Antártico fueron asesinadas a finales de la década de los 30. Hoy en día sobreviven unas 700.
Estas ballenas se alimentaban de una única especie de crustáceo pelágico –el krill antártico Euphausia superba– y las necesidades anuales de comida de la población intacta de ballenas se estima en 150 millones de toneladas. Esta cifra sólo puede entenderse bien comparándola con otras de la misma magnitud: la biomasa de la población de ballena azul antes de la caza de ballenas era de unos 40 millones de toneladas, que es casi tanto como la biomasa de mil millones de seres humanos. Por otro lado, el volumen de pesca anual en el mundo desde la década de los 70 es más o menos la mitad de la biomasa de krill que se comían anualmente las ballenas antes de la caza de éstas y en menos del 1% del área. Mientras que la pesca ha resultado ser una grave sobreexplotación global de las existencias, la captura de krill por parte de las ballenas era claramente sostenible. Sin duda, la cadena alimenticia de los gigantes –diatomeas- krill-ballenas– era muy eficiente y su capacidad de recuperación había quedado demostrada por la supervivencia a lo largo de los pasados ciclos climáticos.
CALENTAMIENTO GLOBAL
La radiación ultravioleta ha ejercido un importante control sobre el desarrollo de la vida en nuestro planeta desde su formación, control que se extiende hasta nuestros días.
En los polos, la radiación ultravioleta que penetra la atmósfera puede llegar a ser muy elevada debido a los importantes cambios estacionales que sufre la capa de ozono a altas latitudes y a su deterioro, consecuencia de la contaminación atmosférica. Estos cambios generan la desaparición del ozono sobre los
polos durante varios meses, formándose un agujero que puede ser de enormes dimensiones sobre la Antártida, extendiéndose sobre los océanos y el continente. Sin embargo, las dosis de radiación ultravioleta que reciben los organismos vivos
En los polos, la radiación ultravioleta que penetra la atmósfera puede llegar a ser muy elevada debido a los importantes cambios estacionales que sufre la capa de ozono a altas latitudes y a su deterioro, consecuencia de la contaminación atmosférica. Estos cambios generan la desaparición del ozono sobre los
polos durante varios meses, formándose un agujero que puede ser de enormes dimensiones sobre la Antártida, extendiéndose sobre los océanos y el continente. Sin embargo, las dosis de radiación ultravioleta que reciben los organismos vivos
en los polos no son sólo dependientes de la capa de ozono, sino también de procesos de reflexión, absorción y de su capacidad de penetración en los océanos
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